miércoles, 7 de abril de 2010

Baila para mí.


En una habitación había una cama grande y antigua, de las que por cada esquina se levanta parte de la estructura de la cama en forma de palo...de arriba caían unas cortinitas transparentes. En la otra punta de la misma habitación, un sofá de dos plazas, adornado con muchísimos cojines por el suelo.
Entré por la puerta y me dirigí con total normalidad al armario donde me cambié y me puse mi camisón de dormir. Agarré mi libro y me senté en el sofá a leerlo como cada noche acomodándome con los pies encima de este.
Al cabo de un rato entraba él, con su torso descubierto y se sentó en la cama a mirarme. Cuando me di cuenta de ello le pregunté:
- ¿Qué pasa amor?¿Te encuentras mal o algo?
- Sí, exactamente es eso lo que me pasa, que estoy malísimo – me contestó, levantándose y cogiéndome el libro con cuidado y dejándolo en el sofá.
Me pasó la mano por el trasero haciendo que me levantara. Ayudándome con la otra mano, me puso de rodillas, me dio la vuelta y me colocó bocabajo tocándome las piernas y subiendo hasta llegar a mi trasero, levantándome el camisón. Sentí un suspiro de desesperación por su parte cuando alcanzó a rozarme los pechos, se quedó completamente desnudo…colocándola de modo en que la punta asomara por mi trasero, empujó pero sin intención de introducirla dentro de mí…Cuando se cansó, me puso de rodillas y me inclinó y para mi asombro se colocó debajo de mí, sentándome, sin penetrar, encima de su sexo ya erecto.
- ¿Quieres que baile para ti encanto? – me atreví a decirle
Me contestó un ‘Sí’ cuando acabó de besarme y empecé a moverme encima de él sin separar mi sexo del suyo, hasta que no pude más y le pedí que me penetrara, a lo que él, todo vacilón, se cruzó las manos por la cabeza y me dijo:
- Es toda tuya, no pienso hacer nada
De espaldas a él, sentada, hice que su miembro me penetrase y me moví, de manera en que él solo pudiese ver mi trasero y mi pelo cayendo por mi espalda.
Nos arqueamos y nos movímos mientras gozamos el uno del otro, hasta llegar a tocar el éxtasis con nuestros cuerpos desnudos.

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