Inventamos un juego para no aburrirnos. Éste juego consistía en que yo tenía que caminar con una falda algo corta mientras colgaba la ropa.Mientras yo caminaba agachándome, mostrándole a mi chico mis braguitas, él estaba en el suelo sentado, mirando como yo me movía de un lado a otro, observándome las nalgas, dejando que me moviera como una mariposa en el aire, separando las piernas de vez en vez para que él pudiera admirarme, mientras se tocaba en el suelo lentamente.
Después de un rato, ya que estaba tan excitado, se levantó y me tomabó por detrás, juntando su cuerpo al mío, haciéndome sentir su miembro, subiendo sus manos por mi cintura, llevándolas hasta mis senos, pasando por mi vagina, acariciándome sobre la ropa, besando mi oreja y mi cuello, y yo le decía en voz baja, ‘no señor, déjeme por favor’ empezando un juego erótico que se que a él le encanta, pero no hacía caso, sólo seguía manoseando mi cuerpo sobre la ropa, haciendo movimientos de atrás hacía adelante con su cadera, dejándome sentir su pene erecto entre mis nalgas.
Él seguía frotando frenéticamente su sexo, que ponía debajo de mi falda, hasta que de un movimiento muy brusco, me colocaba de espaldas a la pared, subiendo mi blusa hasta donde podía y mi falda también, dejando mis nalgas a su disposición, tocándolas, manoseando mi cuerpo, mientras que le repetía varias veces ‘déjame por favor, me duele, no me haga nada’ pero eso lo hacía excitarse más, imaginado que en verdad estaba abusando de mi cuerpo, metiendo sus dedos por debajo de mi braguita, tratando de introducir sus dedos en mi vagina, recorriendo salvajemente mis labios vaginales, apretando mis senos, mis nalgas, pellizcando mis pezones, besándome fieramente, sin nada de ternura, todo muy rápido y brusco. Eso me excita demasiado.
Más tarde, me obligaba a tocar su pene erecto, sintiendo mis nalgas húmedas por el líquido viscoso de él que estuvo detrás de mí, y dejando que él manejara mis manos mientras se masturbaba con ellas. Yo no lo miraba a la cara, prefería imaginar que en verdad era un desconocido el que me forzaba, dejando que mi cuerpo sintiera esas hermosas sensaciones, esas caricias bruscas, esos besos en mi boca.
Nadie había dicho nada de besarme los senos hasta que él se agachó y tomo con sus dientes uno de mis pezones, lo que hizo que casi saltara de la emoción, y por la sorpresa de mi boca salio un pequeño quejido, mientras sentía como casi devoraba mis senos tratando de meterlos en su boca, sin dejar de apretarlos y morder mis pezones.Fue el momento más caliente de mi vida en ese momento y no pude pensar en nada más que en dejarme llevar por lo que me hacía.Me bajó las braguitas y me obligó a recostarme en el suelo, separando mis piernas. Estaba muy excitada, sudorosa, cansada de tanto magreo pero con una gran felicidad en mi cuerpo.
Se colocó encima de mí, pude sentir su peso y me obligaba a separar más las piernas, sintiendo en mi vagina la proximidad de su sexo, estaba húmedo y se sentía caliente. Sin mirarme a los ojos, me dijo ‘te voy a follar niña, te la voy a meter hasta adentro’ .Eso me puso casi al máximo de la excitación, y mientras trataba de cerrar las piernas repetía y repetía ‘no me viole señor, por favor, no me la meta, está muy grande’ pero sólo se movía rozando su pene con mi vagina, sin llegar a penetrarme, furiosamente y sin dejar que me moviera hasta que sentí ese líquido espeso que llegó encima de mi vagina. En ese momento tuve un orgasmo…Cuando su pene perdió su erección, mientras descansaba su cuerpo encima del mío, nos miramos y nos dijimos un ‘TeQuiero’ especial. Nos levantamos y estaba tan roja como un tomate, cansada y con una gran felicidad y excitación que no cabía en mi cuerpo.
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